LIBRO EN CONTEXTO. 01

Resumen

Como publicaciones ocasionales o periódicas, los recetarios de cocina trascienden el ámbito de lo privado para darnos pistas sobre la alimentación, la economía, la sociedad, la mentalidad y cultura de su época. El tercer tomo de la Enciclopedia del hogar, impreso hacia diciembre de 1944 como parte de las publicaciones gratuitas promocionales del diario capitalino Excélsior, concentra en cinco secciones un conjunto de saberes domésticos, culinarios y sociales que formó parte de las lecturas destinadas a pautar el comportamiento de las mujeres mexicanas. Ellas, amas de casa y dueñas del hogar, también vivieron la incipiente modernidad de un país que en ese momento transitaba de manera irreversible hacia la industrialización y la urbanización.

 

Comentario

La palabra recetario designa cuadernos con anotaciones lo mismo de alimentación, medicina, farmacopea o cosmética. Por su parte, una enciclopedia se define como un conjunto orgánico de conocimientos, la recolección de informaciones correspondientes a diversos campos del saber y actividades humanas. La Enciclopedia del hogar, como muchas otras publicaciones de su especie, es relevante hoy en día como fuente histórica primaria. Su existencia está ligada a la sociabilidad -las personas se reúnen para preparar y consumir alimentos-, la economía -el abastecimiento y adquisición de productos e insumos- y a las prácticas culturales, es decir, formas de actuar y relacionarse alrededor de la nutrición, la cocina y la mesa.

 

La más insustituible aliada del ama de casa

 

Los primeros cinco tomos de distribución gratuita de la Enciclopedia del hogar aparecieron entre 1943 y 1945, siendo el presente ejemplar el correspondiente al décimo primer sorteo del Excélsior, diario capitalino que en 2017 cumplió cien años de circulación. El tercer tomo, posiblemente de diciembre de 1944, es un compendio de recetas de cocina mayoritariamente internacional y regional mexicano, destinado a cubrir de manera más o menos amplia menús para múltiples ocasiones: comidas sencillas o formales, cena, lunch y servicios de té; cocktail party y garden party; servicios de bufé, meriendas, fiestas de niños y desayunos de primera comunión con “tamalada” incluida; cena de navidad y un día de campo, por solo mencionar algunos. Consta de algunas ilustraciones fotográficas de la presentación y emplatado de las preparaciones. A largo del texto se insertan comentarios y consejos, como esta recomendación que leemos en la segunda de las cinco comprendidas: la mesa debe merecer atención especial de parte de la dueña de la casa, es allí donde se admira la elegancia, la belleza y la gracia de una mujer.

 

 

Notamos que la publicación va mucho más allá del mero listado de ingredientes, pesos, medidas y técnicas culinarias. De autoría anónima, posiblemente se trate de una obra colectiva, un recopilatorio, recetario de otros recetarios. La voz a lo largo del texto es una fuerza conservadora que escribe en tercera persona para la demografía femenina, con la pretensión de crear identificación, que no empatía, mediante descripciones de modelos simbólicos de conducta y la importancia del bienestar doméstico.

 

¿Y cómo se describe a esta mujer ideal en nuestra Enciclopedia del hogar?  En la primera parte alcanzamos a leer: La mujer de esta época en su legítimo anhelo de distribuir sus horas en forma tal, que sin desatender a los ineludibles deberes domésticos le permita también gozar de tiempo libre para sus diversos paseos y demás compromisos sociales, encuentra en la electricidad, la solución de tan importante problema. La electricidad es la más insustituible aliada del ama de casa.

 

En el caso del orden doméstico, la irrupción de artículos tecnológicos provocó modificaciones en la manera de ser de las familias. La modernización que se vivió durante la posguerra en México, y específicamente en el periodo comprendido entre los gobiernos de Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdés -de 1940 a 1952- tuvo como estandarte la industrialización hacia la independencia económica, afectada por la segunda Guerra Mundial que había distanciado al país del intercambio comercial con Europa. El conflicto bélico propició a su vez una época de cooperación y entendimiento con los Estados Unidos: ingresaban manufacturas, divisas y también turismo. El país de campesinos se transformaba en un país de ciudades y fábricas. La clase media urbanizada, iniciaba su ascenso en la pirámide del consumo. Nuevos productos, servicios, formas de actuar, pensar y relacionarse tuvieron como escenario de privilegio los hogares de las familias mexicanas.

 

 

 

Las imágenes publicitarias insertas a lo largo de la Enciclopedia del hogar son constantes alusiones a esta industrialización y deseo cosmopolita. Prometen un ama de casa feliz para quien cocinar no será tanto una obligación, sino un auténtico placer. Estos contenidos constituyeron la norma en los anuncios dirigidos al consumo de artículos para el hogar en la prensa mexicana. De hecho, el producto más anunciado en el quinquenio que va de 1945 a 1950 son las relucientes estufas de gas, principalmente en lo que toca a las ofertas del mes de mayo -próximas al día de la madre- y de diciembre -compras navideñas-.

 

Modernización del habitar doméstico

 

Las estufas de gas desplazaron los braseros de carbón en las cocinas urbanas. También ingresaron novedades como la licuadora, batidora, tostador y refrigerador que, junto a la estufa, fue el eje de la cocina; plancha eléctrica, aspiradora y lavadora automática. La nueva clase media en ascenso reclamaba reacomodos en la casa habitación, adaptaciones vernáculas del american way of life. De la misma manera, la publicidad intentó conciliar versiones contradictorias del ama de casa. Al interior de los hogares, prevaleció la resistencia conservadora que ralentizó los cambios en los roles sociales de género. Si bien la modernidad alcanzó al habitar doméstico, el cambio estaba más bien relacionado a las nuevas maneras de consumo, que no necesariamente a la modificación de los modelos simbólicos de conducta.  

 

 

 

Hojeando la Enciclopedia del hogar nos percatamos que la cocina no es sólo el conjunto de las técnicas culinarias destinadas a la transformación de los alimentos, sino también el espacio de convivencia donde se hacen presentes significados más allá de lo meramente práctico. Para 1944, la vida cotidiana del ama de casa mexicana comenzó a cambiar, por una parte, debido a la inclusión de los aparatos y la tecnología en el hogar; y por otra, debido al aumento de la fuerza de trabajo femenina en los espacios públicos y la consecuente reorganización de la rutina doméstica. Tal vez podríamos especular que, la adopción de patrones tecnológicos, lejos de significar independencia, simplemente disfrazó con facilidades no previstas las faenas cotidianas de limpieza y cocina que seguían recayendo casi exclusivamente en las mujeres de la familia.  

 

Las prácticas culturales acontecen en espacios físicos definidos y alrededor de objetos determinados, incluso encuentran en publicaciones como ésta, la ocasión de trascender el ámbito de lo privado para darnos pistas sobre la alimentación, la economía, la sociedad, la mentalidad y cultura de su época. En el caso concreto de la cocina y la mesa, la Enciclopedia del hogar demuestra que las formas de actuar están necesariamente ligadas al ser en sociedad, en lo práctico y lo simbólico. En palabras de Jean Baudrillard: los objetos sobre los que se había replegado siempre el universo doméstico para escapar a lo social encadenan hoy, por lo contrario, el universo doméstico a los circuitos y constreñimientos del universo social.

 

Receta de una bebida refrescante para el garden party

 

REFRESCO DORA

Piña tamaño regular………1

Vino blanco…………………….1 botella

Azúcar…………………………….350 gramos

Sifón………….…………………..1

Fresas……………………………..250 gramos

 

MANERA DE HACERSE: La piña se pone a desflemar durante dos horas, se muele, se cuela, se le agrega el azúcar y el vino, se pone a helar y para servirse se le agrega el agua de sifón y las fresas. Se sirve en vasos altos de cristal.

 

Fragmento del cuento “Lección de cocina” en Álbum de familia de Rosario Castellanos (Ciudad de México, 1925 – 1974)

 

La cocina resplandece de blancura. Es una lástima tener que mancillarla con el uso. Habría que sentarse a contemplarla, a describirla, a cerrar los ojos, a evocarla. Fijándose bien esta nitidez, esta pulcritud carece del exceso deslumbrador que produce escalofríos en los sanatorios. ¿O es el halo de desinfectantes, los pasos de goma de las afanadoras, la presencia oculta de la enfermedad y de la muerte? Qué me importa. Mi lugar está aquí. Desde el principio de los tiempos ha estado aquí. En el proverbio alemán la mujer es sinónimo de ‘Küche, Kinder, Kirche’. Yo anduve extraviada en aulas, en calles, en oficinas, en cafés; desperdiciada en destrezas que ahora he de olvidar para adquirir otras. Por ejemplo, elegir el menú. ¿Cómo podría llevar al cabo labor tan ímproba sin la colaboración de la sociedad, de la historia entera?

 

Menú para una merienda de bridge

 

La Enciclopedia del hogar sugiere obsequiar a las personas que se reúnen con charolas individuales especiales para estas cosas, cubiertas con mantelitos de colores, pálidos como rosa, azul o verde nilo, que tengan las cartas bordadas con sedas a colores. En éstas se servirá un coctel o un jerez y se dispondrán taza para té, plato para pastitas, canapés, sándwiches, ensalada, carnes frías, pastel, un vaso para agua y su correspondiente servilleta. Se prepararán bolitas de mantequilla dulces, enrollados de espárragos, sándwiches decorados con corazones y espadas, ensalada de jitomate y un pastel de dátil.

 


 

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