Scriptum. El arte de escribir en la Colección Arocena.

La palabra escritura deriva de la voz latina scriptum, que significa literalmente escrito. Anteriormente al uso extendido de los teléfonos inteligentes, la computadora e incluso de la máquina de escribir, del bolígrafo o de la imprenta, la escritura a mano era un arte que se rodeaba de los más variados objetos –o podríamos decir scriptorius, artículos propios para la escritura-, que hoy en día han caído en el desuso y el olvido a favor de nuevas tecnologías de comunicación de la palabra escrita.

Si bien los tiempos modernos nos exigen rapidez y practicidad en la comunicación escrita, por hoy detengámonos unos momentos a recordar a través de esta selección de objetos cómo en otras épocas la pausa y el arte fueron esenciales para el ejercicio de la escritura a mano. Sean bienvenidos a recorrer esta exhibición.

Los vehículos de la escritura

El papel, la tinta, la pluma o el sello: todos estos elementos fueron en algún momento fundamentales para comprender el arte de escribir. Ellos, junto con las cajas que los contenían, o los escritorios donde se utilizaban son los protagonistas de esta exhibición.

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Escritorios y papeleras

Siendo el papel y la tinta recursos escasos y costosos para la mayor parte de la población durante gran parte de la historia, los papeles de cierta importancia, cartas y legajos se conservaban en muebles bellamente decorados que eran conocidos como escritorios y papeleras. Otra categoría de menores dimensiones eran los scrinium: arquitas o cajones donde se resguardaba lo más precioso, en especial documentos oficiales. Los cajoncitos, puertas y gavetas en las papeleras y escritorios, además de algún compartimiento oculto llamado secreto, servían para guardar bajo llave el material para la escritura además de pequeños tesoros como alhajas, rosarios, pañuelos, hilos, chaquiras y un largo etcétera. Las papeleras llegaron a ser auténticas joyas, manufacturadas en los materiales más lujosos. Las de la colección Arocena son especialmente hermosas por su intrincada decoración en marquetería y taracea, técnicas que consisten en embutir delgadas laminillas de maderas preciosas como el ébano o el palo de rosa, en hueso, marfil o concha.

Un paso atrás: las escribanías

Sin embargo, utilizar el término escritorio no sería del todo acertado cuando nos referimos a los muebles destinados a la escritura antes del siglo XIX. Para este fin se utilizaban las mesas conocidas como bufetes o bufetillos, antecedentes directos del escritorio actual y que tuvieron una larga vida en las casas de nuestros antepasados. Sobre estas mesitas se colocaba todo lo necesario para organizar los papeles y la escritura, como es el caso de preciosos juegos elaborados en bronce o en plata conocidos como escribanías.

Una escribanía se conforma de varias partes funcionales: tinteros, portaplumas, marmajero –para secar la tinta- y, en ocasiones, una campanilla. Su uso llegó a ser tan extendido que incluso aparecen en la tradición en el retrato virreinal, donde para denotar los atributos del retratado se recurría a la representación de objetos como plumas, libros y escribanías como símbolo de la intelectualidad, de la lectura y, sobre todo, de la escritura, un privilegio reservado a pocos en esta época.

La personalización de lo escrito

También fue costumbre muy extendida el mantener la secrecía y oficialidad de un documento mediante el sellado con lacre –un material resinoso en color rojo- sobre el cual se realizaba la estampación en altorrelieve del anagrama o el escudo de armas del propietario del sello o del interesado. En la colección Arocena destacan varias piezas de nueva adquisición como estos sellos de lacre elaborados en lujosos materiales: mangos en marfil y en piedras semipreciosas como el ágata, el jaspe y la cornalina, algunos guarnecidos en amatista y turquesa, todos ellos recuerdo de una antigua costumbre que tanto tenía de ostentación como de rito.

Al día de hoy todavía prevalece la costumbre de personalizar la papelería con los membretes, iniciales, nombre e incluso la dirección de su propietario. Si bien esto ahora es más habitual en el ámbito corporativo o institucional, históricamente también los particulares lo hicieron con frecuencia. Ejemplos de papel membretado han permanecido en el tiempo como un precioso ejemplo del diseño y la sofisticación que solía acompañar la elaboración de una misiva o recado, frecuentemente realizado con la caligrafía más cuidada y elaboradas firmas, rúbricas y sellos.

  • Sello para lacre. Finales del siglo XIX. Mango de jaspe. Troquel grabado en acero. Decoración en amatistas y turquesas. Colección Fundación E. Arocena
  • Escribanía. Primer tercio del siglo XIX Plata fundida y cincelada. Colección Fundación E. Arocena.
  • Escritorio, Fundación E. Arocena.
  • Bolígrafo marca BVLGARI. Último cuarto del siglo XX. Plata .925 con inserto en ónix. Colección Fundación E. Arocena

Taller de Coronas de Reyes

Inicia:Domingo 6 de Enero de 2013
A las:10:30
 
Instructor Talleristas del Museo Arocena
Lugar Talleres educativos
Día 6 de enero
Horario 10:30 a 13:30 horas

 

El 6 de enero tradicionalmente se recuerda la llegada de los Tres Reyes Magos a Belén para entregarle obsequios al Niño Jesús. Se cuenta de unos Magos vinieron de oriente buscando al nuevo rey que habría de nacer. Se asume que eran “sabios” o astrónomos, llamados en aquella época como “magos”, porque venían siguiendo una estrella que presagiaba la llegada del nuevo rey. Como venían con regalos para el rey que habría de nacer, la tradición los describe como reyes bondadosos con presentes para todos, asignándole un nombre y rasgos específicos a cada uno: Melchor: Un anciano blanco con barbas blancas. Su regalo para el niño Jesús fue oro, representando su naturaleza real. Gaspar: Joven moreno. Su regalo fue el incienso, que representa la naturaleza divina de Jesús. Baltasar: De raza negra. Su regalo a Jesús fue mirra, que representa su sufrimiento y muerte futura. Es por eso que este día recordando los regalos que los Reyes Magos llevaron al Niño Jesús se acostumbra darle regalos a los niños durante ese día. También es una tradición cortar la “Rosca de Reyes”, la “Rosca” es un pan en forma de anillo que es cubierto de azúcar y pedazos de fruta. En la “Rosca” se introducen pequeñas figuras de niño de plástico, el “monito”. Si en tu pedazo de rosca hay un “monito”, la tradición dice que estás obligado a invitar a tus amigos Atole y Tamales el día de la Candelaria.

Taller de coronas de reyes
Domingo 6 de enero
Costo:  Actividad gratuita.
Talleres del museo Arocena

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